La movilidad urbana en Toluca: transporte público, privado y las alternativas ecológicas

octubre 5, 2021 Carlos Lorenzana

Entender la movilidad urbana y en particular el transporte público es importante, ya que toda actividad depende en mayor o menor medida de él.

Pero empecemos por entender la transformación de este. Hace varios años, incluso en la zona urbana de la capital mexiquense, la bicicleta era un medio de transporte muy utilizado por todos: desde los niños que iban al mandado, hasta los adultos que la utilizaban para trasladarse al trabajo.

Lamentablemente con el paso del tiempo y con la llegada de “la modernidad”, viajar en bicicleta fue abandonándose poco a poco, sobre todo, con la masificación del uso del automóvil. Que, según la historia, fue a partir del siglo XX; cuando el coche invadió como símbolo de progreso y supuesta libertad individual. Así, pedalear fue visto como “lo antiguo”, mientras que “lo moderno” era ir en coche.

Y aunque recientemente esta forma de pensar ha sufrido una transformación, los problemas generados por el uso indiscriminado del automóvil provocó severos daños, no son sólo de congestión vehicular o mala comunicación urbana, sino que también existe un gran número de impactos ambientales y sociales, que tienen una fuerte y negativa repercusión en la calidad de vida de las personas.

Aunado a lo anterior, y particularmente en esta urbe capitalina, el crecimiento demográfico acelerado y la concentración de las fuentes de trabajo, sumado a una inexistente planificación urbana y al carente servicio de transporte público con el que cuenta la ciudad, ha provocado que Toluca se encuentre ante un inminente colapso urbanístico.

Es importante detenernos en este punto porque sin duda es una de las principales quejas de quienes habitan y transitan la capital mexiquense. Y es que, de acuerdo a un estudio realizado por el Centro Mario Molina, en la Zona Metropolitana de Toluca más de 1 millón 500 mil personas viajan en transporte público, lo que representa el 76% de su población. Mientras que del total de ellas, un 65% se encuentra insatisfecha con el servicio.

Y aunque la respuesta parecería obvia ante tal problemática, mejorar todo el sistema de transporte público en una ciudad tan dinámica como lo es Toluca, representa varias dificultades; comenzando por la aparente falta de interés por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno, además de que el sistema de transporte público se encuentra concesionado, por lo que no es un servicio que proporcione el estado sino que se encuentra en manos de particulares, mismos que operan en función de sus intereses y no de las necesidades del usuario.

Así, para que una ciudad sea más funcional es necesario contar con un servicio de transporte público rápido, moderno y seguro, condiciones que aún se analizan cómo pueden lograrse y el papel de los actores involucrados en el asunto.

Mientras que en lo referente a la infraestructura vial, sin duda ha tenido modificaciones para ser acondicionada; no obstante, siempre se estará un paso atrás respecto al crecimiento demográfico, resultando insuficiente, disminuyendo así los niveles de eficiencia.

Por lo que en definitiva, el excesivo uso del automóvil es la principal causa de los problemas de congestión, ruido, contaminación del aire y elevados costos del transporte en Toluca. Es en este momento, que la bicicleta se impone como la solución de movilidad que necesitan las ciudades. Posicionándose como un medio de transporte barato, ecológico y saludable, a la vez que como un elemento transformador de la trama urbana.

Usar el carro sea malo per se, el problema es el pensamiento individualista que nos ha generado más conflictos que beneficios. Ese pensamiento individualista que pondera el statu quo de comodidad y modernidad sobre el desarrollo colectivo y la conciencia ecológica.

Así, aunque hoy día siga siendo difícil, ya podemos ver a más personas utilizando transportes más amigables como lo es la bicicleta; porque como dice el doctor en Ciencias Sociales Pablo Fernández Christlieb “los sentidos de la percepción, y por ende la civilización, están diseñados para funcionar a velocidades de entre 5 y 15kph; a esa velocidad se puede ver, oír, sentir y razonar con detalle y atención lo que sucede alrededor…”

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