Símbolos de la Selva (política): Desaparecer para visibilizar: oxímoron social

febrero 28, 2022 Carlos Lorenzana

En fechas recientes, el debate sobre la inmigración en Estados Unidos ha retomado los espacios de discusión.

Siendo “Un día sin Inmigrantes” uno de los estandartes más presentes en el imaginario de las personas, justo por su contrariedad semántica: y esto es porque la convocatoria es para que inmigrantes legales e ilegales -latinos en su mayoría- se ausenten de sus actividades cotidianas para visibilizar la urgencia de reformas migratorias y polìticas sociales/económicas incluyentes con este sector de la población; que según los últimos datos publicados por la ONU en Estados Unidos hay poco más de 50 millones y medio de inmigrantes, lo que supone un 15,42% de su población total.

Y es que -a través de décadas-, los inmigrantes han establecido extensas redes migratorias entre sus lugares de origen y de destino en Estados Unidos. Haciendo posible un conjunto de vínculos entre comunidades de ambas naciones, con impactos sociales de gran relevancia. En contraste con las imágenes forjadas, que suele ver el fenómeno sólo como un “problema migratorio” creciente y caótico, es decir: la construcción de la migración como una amenaza a la sociedad estadounidense.

Luego entonces, la acción de visibilizar las contribuciones -sociales y económicas- que realiza la comunidad latina en particular (e inmigrante en general), a través de su ausencia en las dinámicas de todo un día, resulta de suma importancia para el movimiento que busca reivindicar a las personas migrantes, cuyo status social es percibido como inferior.

Resultando en un ejercicio sumamente llamativo, no solo por su eficacia simbólica en la sociedad; sino por esta especie de contradicción semántica que es el oxímoron que, de acuerdo a la RAE, se refiere a una combinación en una misma estructura sintáctica, de dos palabras o expresiones de significado opuesto que originan un nuevo sentido. Y que en esta convocatoria se podría resumir como: desaparecer para visibilizar.

Interesante, también, es observar que el primer ejercicio oximonioso de esta índole, fue en el año 2006; siendo bautizado en ese momento como «el gran boicot». Iniciativa convocada y llevada a cabo el 1 de mayo.

Pero justo dos años antes -y aquí entra lo interesante-, el director Sergio Arau llevaba a las pantallas grandes su ópera prima titulada «Un día sin mexicanos»; cuya premisa versa en la interrogante de ¿qué pasaría si un día desaparecen todos los latinos del estado de California? Que a su vez, esta basada en un cortometraje homónimo que había realizado como respuesta a la Proposición 187 impulsada en 1994 por el entonces gobernador de California Pete Wilson, que restringía los derechos de los trabajadores inmigrantes en ese estado. Llevando el realismo mágico planteado en el filme a lo tangible de la acción directa en las calles.

Así, de regreso en 2020, a través de redes sociales el influencer y activista Carlos Eduardo Espina convocó desde la plataforma digital TikTok a no asistir a las escuelas, no ir a trabajar y no consumir ningún producto, mientras que, al mismo tiempo, contingentes de más de 15 ciudades (Washington DC, Los Ángeles, Chicago, Nueva York, Houston, Dallas, Miami, Boston, Atlanta, San Francisco, Filadelfia, entre otras) salían a las calles para manifestarse de forma pacífica y alzar la voz sobre la importancia del inmigrante en Estados Unidos. Concentrándose decenas de personas afuera de la residencia presidencial en Washington D.C. con un fuerte mensaje para el presidente.

Lo anterior puesto que, en las elecciones presidenciales del 2020, Joe Biden prometió que defendería los derechos de los inmigrantes otorgando una reforma migratoria en los primeros 100. Sin embargo, a poco más de un año, los inmigrantes le siguen recordando al mandatario sobre sus promesas de campaña.

Así mismo, cabe resaltar la importancia de las llamadas redes sociales en la organización de esta convocatoria; y es que no debemos pasar por alto la importancia en las nuevas tecnologías de información, que en los últimos años se han desarrollado de una manera sorprendente. Representando un cambio significativo en la forma de comunicarse de las personas; dejando de ser simples espacios comunicativos a tomar la forma de espacios de acción y protesta como afirma Guiomar Rovira Sancho en su libro Movimientos sociales y comunicación la red como paradigma “los movimientos sociales son espacios comunicativos y de acción donde se comparten experiencias de lucha y de auto organización, donde vive cierta reflexividad y se construye un sentido compartido de las protestas.

Además, otra característica muy importante, es que las redes sociales no solo tienen que ver con la apropiación de las tecnologías sino con la búsqueda de formas de organización no jerárquicas, con un ideal democrático y horizontal, característica que fue el as bajo la manga de quienes participan de estos movimientos, como: anonymous, indignados y los movimientos de la primavera árabe, todos movimientos cuya principal característica es que ninguno posee una cabeza y, en este sentido, tratar de encontrar un cabecilla del movimiento sería como tratar de cortar la cabeza de una hidra.

Por ende, la inserción de las redes sociales significó un cambio en el modus-operandi de los movimientos sociales, ayudándolos a estructurar y reunirse, de una manera rápida y más ordenada, permitiendo una enorme eficacia para convocar de forma viral protestas tanto locales como internacionales tratándose de círculos de confianza interpersonal.

Finalmente es preciso decir que, aunque su función básica sea comunicar, dicha comunicación no se limita a la transmisión de información, sino ésta va más allá, y es lo que el antropólogo cultural y estudioso de los símbolos, Víctor Turner denominó como performance social. Es decir, lo referente a las interacciones del terreno material con el plano de ritual; colocando el acento en la dimensión simbólica: término que engloba lo ritual, ceremonial, el teatro y la poesía como una parte esencial de la antropología de la experiencia.

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