Para entender la complejidad de los mensajes de Andrés Manuel, es importante analizar el simbolismo de estos. Pues según el antropólogo Jaume Vallverdú “poseer el poder de los símbolos es poseer el poder político”. Y es que los símbolos influyen de manera significativa en las emociones de los individuos y en su comportamiento; algo que entiende muy bien el mandatario federal.
Durante la ceremonia por el desfile en honor al 211 Aniversario del inicio de la Independencia de México, el presidente López Obrador hizo un llamado al gobierno de los EEUU para dejar atrás resentimientos y actuar con grandeza: pidiendo levantar el bloqueo económico contra Cuba y, con ello, poner fin a los agravios que ese país ha lanzado contra la Isla desde hace 62 años.
Algo sin precedentes y que sin duda alguna, representa un acto por lo más, simbólico en las formas y en su fondo. Dado que el mandatario mexicano lo hizo durante los festejos conmemorativos de la gesta heroica que nos independizó de España, evento en donde además estuvo acompañado por su homólogo cubano Miguel Díaz-Canel.
Por lo que es importante comenzar por señalar que los símbolos son entendidos como representaciones perceptibles de una idea asociada a convicciones de índole moral, religiosa, política y/o social. Así, uno de los simbolismos más fuertes para los Estados-Nación son sus banderas e himnos. Presentes -evidentemente- en estos festejos patrios.
Luego entonces, es fácil notar que AMLO ha mostrado una gran astucia en su comunicación simbólica; sin embargo, expresarse con símbolos y signos, es susceptible a diversas interpretaciones. Y es que, de manera más amplia, podemos entender al símbolo como una señal comunicativa no verbal; que transmite significados cuyos contenidos son una metáfora de valores y sentimientos.
Además, la acción comunicativa del símbolo debe ser inherente a la sociedad, pues sus contenidos significantes son representativos de una colectividad determinada.
Pero de regreso al análisis del discurso del mandatario federal, y siguiendo a Murray Edelman, historiador y doctor en ciencias políticas, quien sostiene que los individuos muestran dos tipos de necesidades psicológicas apremiantes: siendo la primera de ellas, la necesidad de pertenencia a grupos sociales de conformidad y proximidad. Y segundo, la necesidad de proyectar problemas privados hacia un objeto o actor externo al cual culpabilizar.
Sobre esta base, el discurso parece clarificarse. Así, el pronunciamiento de Andrés Manuel más allá de ser un acto geopolítico-económico hacia afuera, es un mensaje al interior del país; manejando el discurso de conciliador para producir «seguridad simbólica» entre las masas.
Entender el trasfondo de los discursos -verbales y no verbales- de los políticos y la función simbólica de ello, así como los efectos que causa en el electorado (y viceversa), ayuda tener un análisis más completo de los fenómenos sociales que ocurren en la vida pública y política.