Los símbolos de la Selva (política) : Ilusión de verdad

La ilusión de verdad que es uno de los fenómenos más estudiados por la sociología y el márketing. De los cuales se ha concluido que a las personas nos resulta más sencillo procesar información que hemos encontrado con anterioridad otras veces. Esto crea una sensación de fluidez que luego (mal) interpretamos como una señal de que el contenido es verdadero. Todo esto va ligado a lo rápido que procesamos los hechos.

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Los símbolos de la selva (política): El espectáculo político.

Según Andrés Manuel, la política es hablar con la verdad. Sin embargo, para la sociolingüista española Mercedes Bengoechea, el lenguaje es una institución humana, reflejo intrínseco de la sociedad, siendo un importante recurso político de dominación. Ergo, la política no puede hablar desde la verdad…

A propósito de la reanimada confrontación entre el mandatario federal y el “jefe” Diego Fernández de Cevallos cabe hacer un recuento de sus enfrentamientos y un posterior análisis del discurso empleado por ambos políticos.

Pero primero, es precioso partir de la noción de que el lenguaje, en su carácter simbólico, tiene la capacidad de dotar de significado a la realidad. Y al mismo tiempo, esta realidad se “materializa” cuando somos capaces de expresarla mediante símbolos. Es decir, los términos, las frases y el lenguaje que usamos para describir la realidad, las cosas y las personas organizan nuestra estructura interpretativa de las mismas.

Aunado a lo anterior, es importante señalar que el discurso político, en cualquiera de sus formas, se desenvuelve en el espacio público, por lo que su utilización suele ser empleada de manera estratégica, ya que juega un papel fundamental en la injerencia de las emociones del público receptor.  

En este contexto de excitación ideológica y política, el análisis del discurso -desde diferentes miradas tales como: la lingüística-gramatical, semiótica, discursiva, sociológica, política, epistemológica, etc.- ayuda a desentramar los códigos simbólicos escondidos en el propio lenguaje (oral y/o escrito) del emisor; así como los instintos que despierta en los receptores.   

Ahora bien, el pleito que traen AMLO y el ‘Jefe’ Diego, tiene ya varios años, no obstante, en fechas recientes se ha intensificado, intercambiando insultos y acusaciones. Cada uno desde su trinchera; por un lado, Fernández de Cevallos haciendo uso de su reciente cuenta en Twitter; mientras que el tabasqueño desde su máxima tribuna, es decir las mañaneras

Según lo expresado por el militante de Acción Nacional, quien desde hace años ha tenido fuerte influencia en su partido y que actualmente representa una de las más notorias oposiciones de Andrés Manuel, el pleito casado entre ambos comenzó con unas acusaciones hechas, por el hoy presidente de la República, en una entrevista para la revista Proceso en el año de 1996. Y que tienen su origen en las declaraciones emitidas por el panista, en donde se pronunciaba a favor de la quema de boletas de la elección de 1988.

Lo anterior, fue expuesto durante un encuentro en el programa de televisión encabezado por Joaquín López-Dóriga. Y que, a más de 20 años de distancia, López Obrador revivió en marzo de este año. 

Posterior a esto, los ataques han continuado, enfrascándose en discursos estériles y que solo se limitan a atacarse y desprestigiarse mutuamente sin una construcción sólida del lenguaje, sin embargo, es posible que esto sea a posta y que la edificación del discurso se centre en ello mismo. 

Y es que, de acuerdo con diversos estudios lingüísticos y antropológicos, el discurso violento complejiza la relación entre pasión y razón. Y aunque podría pensarse que el ímpetu y violencia de los ataques (contra el adversario) dificultarían el correcto flujo discursivo; lo cierto es que su influencia se ve fuertemente marcada en la polémica.

Así, la polémica se entiende como el discurso violento por excelencia. Básicamente es una guerra verbal; en donde, en este caso, ambos se empeñan en agredir al adversario, pero lo hacen desde un discurso descalificador. No obstante, las declaraciones de ambos comparten puntos de encuentro, mismos que permiten que la discusión se desarrolle; si no existiese un mínimo acuerdo, la polémica sería inviable. 

Llegando entonces a lo que Murray Edelman afirma sobre el “espectáculo político”. Resaltando, en primer lugar, las funciones políticas de los vocabularios. Ya que, según el politólogo estadunidense, las palabras, por sí mismas, generan efectos políticos. Dicho de otro modo, las palabras efectuaban su función política específica, una vez que son desconectadas de su función descriptiva y quedan colgadas de la pura abstracción. Convirtiendo al lenguaje en un depósito de símbolos que activaban respuestas de pasividad o de excitación en los públicos masivos.  

Cabe recalcar que el uso de la retórica y de otros elementos lingüísticos desempeña un papel significativo en el discurso, puesto que apoyan la estrategia predominante del emisor. En este caso, es posible identificar en ambos ciertos elementos lingüísticos como lo es la utilización de pronombres personales y demostrativos (“usted”, “nosotros”, “yo”, “esta”, “su”) ya que permiten incluir y crear oposición, de tal manera que apoyan perfectamente la estrategia predomínate del discurso.

Por otro lado, en el caso particular del “jefe” Diego, los elementos retóricos empleados en el discurso permiten enfatizar y hacer una burla fina y disimulada. Mientras que López Obrador tiene un discurso más confrontativo, y en ocasiones repetitivo. Sin embargo, ambos controlan el escenario.

Por lo que podemos intuir, que nada es fortuito en los mensajes emitidos por estos dos monstruos de la política mexicana. Y es que, aunque no resulta nada extraño escuchar a nuestros políticos emitir, de vez en cuando, discursos efusivos y pasionales, Andrés Manuel López Obrador ha sido el máximo exponente de este tipo de declaraciones en contra de sus adversarios políticos (como él mismo los ha denominado), encontrándose con su mayor contrincante en Fernández de Cevallos.

Los símbolos de la Selva (política): «Retórica: el arte de persuadir con la palabra»

Dicho de forma simple (que no simplista), la retórica es el arte de persuadir; de convencer desde la elocuencia de la palabra eficaz. Incluso, el filósofo y semiólogo francés Roland Barthes la definió como un metalenguaje, desplegado como una práctica social lúdica.
Además, cabe precisar que la retórica es vista también como una herramienta asociada a lo verosímil, y no a la verdad en sí mismo. Es decir, encantar y seducir a la audiencia por medio del discurso sin importar el contenido del mismo.
Algo que pudimos observar recientemente en San Lázaro, cuando en un hecho sin precedentes Lorenzo Córdova, presidente del Consejo General del Instituto Nacional Electoral (INE), compareció ante el pleno de la Cámara de Diputados, para exponer el destino del presupuesto de más de 24 mil millones de pesos que el organismo ha solicitado para 2022. Y la necesidad de tener recursos para organizar la revocación de mandato con el mismo nivel, calidad y dimensión que una elección federal.

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Los Símbolos de la Selva (Política): Recuperar el poder del Estado

Tal y como ya había mencionado en anteriores entregas, el poder de los símbolos en el discurso
político es de suma importancia cuando de comunicación efectiva se refiere. Y ¿cuál ha sido el mensaje
que Andrés Manuel ha transmitido -casi- desde el inicio de su carrera política?
Aunque la respuesta a esta interrogante podría ser variopinta, en estas líneas me centraré en su
obsesión por el fortalecimiento del Estado, mismo que ha sido una de las más grandes metas del
mandatario federal. Sobre todo, partiendo de su exacerbado nacionalismo.

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Los símbolos de la selva (política): El panóptico: vigilar y castigar

«El Juego del Calamar»

La premisa de ‘El juego del calamar’ -la nueva serie que está rompiendo todos los niveles de
audiencia en internet- es tan elemental como compleja. El propio director y guionista surcoreano,
Hwang Dong-hyuk, propone que la serie invita a reflexionar acerca del libre albedrío humano en un
contexto de extrema desesperación, pobreza y desigualdad.


Trama, que invariablemente nos lleva a pensar en la obra escrita por el francés Michel Foucault:
Vigilar y Castigar, publicada en 1975. En donde, a través de un estudio del derecho penal, y
concretamente del régimen penitenciario, el filósofo posmoderno estudia la presencia de las
relaciones de poder y las tecnologías de control presentes en nuestra sociedad.

¿Control o Castigo?
De este modo, en la serie se vislumbra el afán de disciplinar/castigar a los individuos que por
términos económicos se encuentran en una situación de vulnerabilidad social. Además, y siguiendo a
Gilles Deleuze, cuando señala que la fragmentación del individuo recae -directa e indirectamente- en
los “centros de encierro” (familia, escuela, fábrica, hospital, cárcel, etc.) mismos que son parte de la
llamada “sociedad de control”, se aprecia que los tiempos de la sociedad disciplinaria, han terminado;
dejando paso a las formas de control que a diferencia de lo que sucedía en la sociedad disciplinaria,
en las actuales el acento no se coloca en impedir la salida, sino de obstaculizar la entrada.


Así mismo, y de regreso con el análisis de Foucault, en donde menciona que en las instituciones
se pretendía disciplinar a los individuos de modo que pudieran resultar útiles al sistema, a través de
dispositivos en los que se atendía a la individuación. En la trama cinematográfica, se puede observar
lo anterior.


Por otro lado, mediante analogías con juegos (infantiles), el director hace referencia a que en
dichas sociedades, las nociones de progreso no van de la mano con el desarrollo social; por el
contrario, el director nos dice que mientras el “sistema” no te vea (Luz roja, luz verde) puedes hacer
lo que quieras con tal de llegar al final del camino. Y en tanto no rompas la ley (El panal), puedes estar al
borde de ella. Así, trabajar en equipo (La cuerda) solo resulta relevante si después eres capaz de
enfrentarte cara a cara (Canicas) con quienes habías formado estrategias de juego.

Conclusión
Finalmente, y continuando con el pensamiento de Deleuze, se tratará de problematizar lo que
es y hace el hombre y el entorno en que se desenvuelve, o sea, es un trabajo crítico del pensamiento
sobre sí mismo, creando el espacio y las condiciones para lo inteligible y soportable. Sin embargo, si
bien es cierto que los dispositivos de poder, al darle forma a nuestra identidad (sexo, edad, raza, etc.),
nos proporcionan una cierta tranquilidad, nos convierten al mismo tiempo en las criaturas más
miedosas, también las más amargas, las más despiadadas.

Los símbolos de la selva (política): Discursos disonantes

Todo parece indicar que en México vivimos en una disonancia cognitiva; sobre todo cuando escuchamos hablar al presidente Andrés Manuel López Obrador. Es decir, una tensión en el sistema de ideas y creencias.
La disonancia cognitiva es un término psicológico muy escuchado hoy en día y que se puede definir como la incomodidad que se produce cuando tenemos dos ideas que se contradicen o cuando lo que pensamos y/o creemos, se contradice con nuestros actos o con la realidad en la que vivimos.

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La movilidad urbana en Toluca: transporte público, privado y las alternativas ecológicas

Entender la movilidad urbana y en particular el transporte público es importante, ya que toda actividad depende en mayor o menor medida de él.

Pero empecemos por entender la transformación de este. Hace varios años, incluso en la zona urbana de la capital mexiquense, la bicicleta era un medio de transporte muy utilizado por todos: desde los niños que iban al mandado, hasta los adultos que la utilizaban para trasladarse al trabajo.

Lamentablemente con el paso del tiempo y con la llegada de “la modernidad”, viajar en bicicleta fue abandonándose poco a poco, sobre todo, con la masificación del uso del automóvil. Que, según la historia, fue a partir del siglo XX; cuando el coche invadió como símbolo de progreso y supuesta libertad individual. Así, pedalear fue visto como “lo antiguo”, mientras que “lo moderno” era ir en coche.

Y aunque recientemente esta forma de pensar ha sufrido una transformación, los problemas generados por el uso indiscriminado del automóvil provocó severos daños, no son sólo de congestión vehicular o mala comunicación urbana, sino que también existe un gran número de impactos ambientales y sociales, que tienen una fuerte y negativa repercusión en la calidad de vida de las personas.

Aunado a lo anterior, y particularmente en esta urbe capitalina, el crecimiento demográfico acelerado y la concentración de las fuentes de trabajo, sumado a una inexistente planificación urbana y al carente servicio de transporte público con el que cuenta la ciudad, ha provocado que Toluca se encuentre ante un inminente colapso urbanístico.

Es importante detenernos en este punto porque sin duda es una de las principales quejas de quienes habitan y transitan la capital mexiquense. Y es que, de acuerdo a un estudio realizado por el Centro Mario Molina, en la Zona Metropolitana de Toluca más de 1 millón 500 mil personas viajan en transporte público, lo que representa el 76% de su población. Mientras que del total de ellas, un 65% se encuentra insatisfecha con el servicio.

Y aunque la respuesta parecería obvia ante tal problemática, mejorar todo el sistema de transporte público en una ciudad tan dinámica como lo es Toluca, representa varias dificultades; comenzando por la aparente falta de interés por parte de las autoridades de los tres niveles de gobierno, además de que el sistema de transporte público se encuentra concesionado, por lo que no es un servicio que proporcione el estado sino que se encuentra en manos de particulares, mismos que operan en función de sus intereses y no de las necesidades del usuario.

Así, para que una ciudad sea más funcional es necesario contar con un servicio de transporte público rápido, moderno y seguro, condiciones que aún se analizan cómo pueden lograrse y el papel de los actores involucrados en el asunto.

Mientras que en lo referente a la infraestructura vial, sin duda ha tenido modificaciones para ser acondicionada; no obstante, siempre se estará un paso atrás respecto al crecimiento demográfico, resultando insuficiente, disminuyendo así los niveles de eficiencia.

Por lo que en definitiva, el excesivo uso del automóvil es la principal causa de los problemas de congestión, ruido, contaminación del aire y elevados costos del transporte en Toluca. Es en este momento, que la bicicleta se impone como la solución de movilidad que necesitan las ciudades. Posicionándose como un medio de transporte barato, ecológico y saludable, a la vez que como un elemento transformador de la trama urbana.

Usar el carro sea malo per se, el problema es el pensamiento individualista que nos ha generado más conflictos que beneficios. Ese pensamiento individualista que pondera el statu quo de comodidad y modernidad sobre el desarrollo colectivo y la conciencia ecológica.

Así, aunque hoy día siga siendo difícil, ya podemos ver a más personas utilizando transportes más amigables como lo es la bicicleta; porque como dice el doctor en Ciencias Sociales Pablo Fernández Christlieb “los sentidos de la percepción, y por ende la civilización, están diseñados para funcionar a velocidades de entre 5 y 15kph; a esa velocidad se puede ver, oír, sentir y razonar con detalle y atención lo que sucede alrededor…”

Los símbolos de la selva (política): AMLO y el poder del discurso

Para entender la complejidad de los mensajes de Andrés Manuel, es importante analizar el simbolismo de estos. Pues según el antropólogo Jaume Vallverdú “poseer el poder de los símbolos es poseer el poder político”. Y es que los símbolos influyen de manera significativa en las emociones de los individuos y en su comportamiento; algo que entiende muy bien el mandatario federal.

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